Segunda parte de la reflexión del escritor Lluís Anton Baulenas sobre la autoedición en el periodico ARA. Os dejamos traducción y link al artículo original.
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Ir contra corriente
La semana pasada hablamos de la facilidad de autoeditarse con la tecnología digital. Hoy vamos a hacer un homenaje a uno de los pioneros: Stephen King, uno de los mejores escriptores universales de terror o cienciaficción de todos los tiempos. Stepehn King es un fenómeno literário, cultural i…económico. En su mejor época, cada vez que tenía una idea el editor le avanzaba diez millones de dólares. Se lo podia, y se lo puede permitir todo. En la introducción de su libro de relatos Todo es definitivo (2002) ja explicaba que le gustaba jugar con las novedades técnicas y creativas. Eso lo llevó a ser el primero en comercializar novelas a través de Internet. Hizo una prueba en marzo del 2000. Publicó el relato Riding the bullet solo en versión electrónica. Vendió 500.000 unidades a 2,5 dólares cadaúna. En este primer intento de publicación en la red todavía intervino logísticamente la editorial Simon & Schuster. En vista del éxito, King lo provó solo, unos quantos meses más tarde. En diciembre de 2000 colgó en Internet el primer capítulo de The plant. Puso una condición: que un mínimo del 75 por ciento de los lectores que se descargasen ese capítulo le enviaran un dólar. Se lo bajaron 120.000 lectores, de los que solo el 46 por ciento pagaron el dolar. No obstante, King siguió adelante. Abandonó al capítulo 6, cuando solo tenía 40.000 seguidores (prácticamente ya no pagaba nadie). El fracaso se explicó por las dificultades logísticas (King necesitaba un secretario solo para tramitar los miles de sobres postales que le llegaban con un dolar) técnicas (servidor colapsado) y de falta de promoción sin ayuda de la editorialSi lo miramos con perspectiva. todavía añadiríamos un cuarto problema. el más actual: la incomodidad de leer literatura en el ordenador (los lectores electrónicos todavía no existían).
Autoeditémonos, que el mundo se acaba
La autoedición en libro de papel ha existido toda la vida. Ara vemos que laa diferencia entre autoeditarse en papel o en digital son abismales. El papel sale perdiendo claramente: el libro autoeditado de esta forma es caro y tiene una distribución penosa. Es uno de los efectos colaterales que nos ha llevado el libro electrónico: la autoedición en este soporte se ha convertido, contrariamente a la hecha en papel, muy facil de hacer (hay programas gratuitos que te ayudan) y susceptible de ser ofrecida al público general con unas mínimas garantías de visibilidad.Sin intermediarios entre el consumidor i el productor para bajar costes ( y producir más beneficios). No hay colo, entonces.
La única coincidencia entre la mayoría de los autoeditados en papel y los autoeditados en formato digial es el deseo, en caso de éxito, de dar el salto a una gran editorial. De la misma manera que los autores más o menos assentados, almenos los españoles, no parecen, por ahora, muy atraídos por dejar su vínculo editorial ym confiando en su nombre y en sus historias, lanzarse solos al mar de la autoedición.